El cartel luminoso de la Terminal de Buena Vista indicaba
que eran las 8:45 de la mañana, mientras me fumaba un cigarrillo pensaba en como
estaría mi pueblo, se me cruzaban por la mente momentos de la infancia y la
adolescencia.
Pequeños pensamientos en los cual me sumergí por un buen
rato, luchando un poco con el viento que me enredaba el cabello, tratando de
acomodarlo en inútiles intento con una mano, mientras con la otra sostenía mi
mochila de viaje, tenía esa costumbre de no soltarla, aunque faltaran 10 minutos
o 2 horas para irme, no soltaba mi mochila hasta que de repente se escuchó.
-Destino Punto Alto, por plataforma número 4-
Ese era mi micro,, la voz que informaba los arribos e idas despertó
una pequeña ansiedad en mí, el volver a mi pueblo no era algo que me agradara,
trate de disfrutar un rato más la vista
de la terminal, siempre me gustaron , quizá por ser lugares donde uno puede
irse a un nuevo destino, volver a su
ciudad, o simplemente el hecho de que todo allí es pasajero, no lo se, pero
disfrutaba tanto la estadia allí, como el viaje, aunque este era un viaje corto
ya que Punto Alto, mi pueblo, solo queda a 3 horas, pero hacía ya casi 3 años
que venía esquivando regresar por esos aires.
Una vez arriba, el motor se encendía, miraba por las
ventanas a 2 señoras que despedían enérgicamente a 2 chicas que se encontraban
unos pocos asientos delante del mío, entre gestos de “adiós” y haciendo un
gesto de “teléfono” con su mano una de las señoras se le notaba unas lágrimas
en su rostro.
Fue en ese gesto que recordé cuando hacía unos años me fui
de mi pueblo, y “Gabriela” me gritaba desde abajo
-Volá en tu destino, no mires atrás-
Lo cual era irónico porque hacía tiempo me sentía que en mi
vida estaba retrocediendo, supuse entonces que un pequeño regreso hacia la cuna
de donde me fui, me refrescaría las ideas, aunque en el fondo también quería visitar
a mi padre y mi hermana, pero otra sensación recorría el cuerpo cuando pensaba
en “Gabi”, necesitaba encontrarla, pero no sabía si la encontraría o no, ya que
lo último que sabía es que se había ido de viaje al estilo mochilero, a
recorrer Latinoamérica (eso es lo que me dijo en una carta desde Perú, hace 2
años).
Obviamente como suele ser costumbre en mí, no dormí durante
el viaje, la ansiedad de llegar a destino a veces me gana y me roba el descanso,
es algo que me suele suceder en el día a
día también.
Luego de 2 horas de pensamientos, el micro se detuvo por 10
minutos, los cuales aproveche para llenar mis pulmones de aire, y tabaco, lo
fume apresurado, y volví a mi asiento, mire para mi derecha cuando estaba yendo
a sentarme, y observé a las 2 chicas
cuyas madres las despedían en Buena Vista, Dormían, con una sonrisa casi de tranquilidad
en sus rostros,
-qué suerte-, pensé
Finalmente llegando, por la ruta, miraba el paisaje de la
entrada a Punto Alto, no era nada peculiar, pocos árboles, de mediana altura,
una hierba un poco reseca por la falta de lluvia de esos días, alo lejos se
divisa la planicie de la zona, lo cual hace que mis ojos se pierdan solo en las
nubes que cubren el cielo.
Todo eso me traía una especie de nostalgia, pero también expectativa,
ya que eso no lo había perdido todavía.